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OTRA SORPRESA EN ALMAGRO: CABO DAS TORMENTAS

Acertó plenamente Natalia Menéndez cuando en el año 2011 tuvo la felizidea de incluir en la programación del trigésimo cuarto Festival Internacional deTeatro Clásico de Almagro una nueva sección que ella denominó “Almagro OFF” y que presentó como “la apuesta por el germen, por el futuro del teatro con un certamen cuyo latido sea innegable indicador de que la creación está en auge”. En las páginas interiores de aquel programa general ya precisaba más cosas respecto al certamen: El primer Certamen Internacional Almagro OFF forma parte del Proyecto Almagro OFF, que nace de la necesidad de que una parte de la profesión,la más joven, tenga una plataforma para poder mostrar sus espectáculos relacionados con el teatro clásico. El fin del Certamen es el de propiciar y favorecer la creación contemporánea, nuevos lenguajes y propuestas innovadoras de la dirección escénica de obras teatrales dramáticas sobre el Barroco [Menéndez, 57]. Y nos da unos cuantos detalles del funcionamiento y de las propuestas llegadas a la dirección del festival ese mismo año: En total 62 propuestas llegadas desde 12 países, incluyendo España, se han presentado al primer Certamen Internacional Almagro OFF: Colombia, Argentina, México y Chile constituyen la participación latinoamericana. Entre los europeos, Reino Unido, Italia, Portugal,Alemania y Holanda. Líbano es el representante del Medio Oriente en el Certamen. EEUU también ha participado con uno de sus proyectos. De todos ellos se han elegido 10 proyectos de 6 países además de España. Las10 obras que se representarán en el sugerente marco de “La Veleta” han sido seleccionadas por el comité formado por cinco sobresalientes mujeres de teatro. [Menéndez, 57]. Las “sobresalientes mujeres” a las que hacía referencia eran Carmen Losa, Ana Zamora, Yolanda Pallín, Laila Ripoll e Itziar Pascual, como se ve, un comité elector de verdadero rango. Sorprende el elevado número de compañías seleccionadas, diez en total, y la procedencia de ellas: 4 españolas, 1 del Reino Unido, 1 de Líbano, 1 de Argentina, 1 de Colombia, 1 de Portugal y 1 de un proyecto mixto de España y EEUU. El proyecto constituyó un verdadero éxito, y si acertada fue la idea de Natalia Menéndez, acertadísima fue la actitud continuista que tuvieron los dos directores que la sucedieron, Ignacio García y la actual directora, Irene Pardo, que, lejos de las habituales actitudes de renegar de todo lo hecho por el antecesor para imponer su sello personal, han mantenido, cuidado y mimado la sección, siendo todavía hoy el “Almagro OFF” una isla de frescura e innovación que tiene un atractivo muy especial dentro de la programación general del Festival para cualquier espectador. Porque el OFF de Almagro no está solo dedicado a puestas en escena novedosas o arriesgadas, sino para compañías que proponen otros puntos de vista sobre el teatro [barroco], o para las que, trabajando sobre teatro clásico, la arquitectura raquítica y mediocre de nuestra estructura comercial teatral, les impiden acceder con facilidad a las salas privadas y públicas del país. Disminución alarmante de presupuestos dedicados al teatro en muchos entes públicos; programadores perezosos y sin formación suficiente; empresarios sin capacidad de maniobra económica o sin vocación artística, o público desculturizado conforman una compleja red que obstaculiza, a veces definitivamente, las posibilidades de que compañías jóvenes, ambiciosas y con solvencia y buen trabajo, puedan acceder en condiciones dignas a las salas públicas o privadas para mostrar sus producciones. Y ahí, a esa hornacina profesional es a donde pretendió llegar la sección OFF del Festival de Almagro, que tanto aire fresco aportó desde sus inicios. A nivel personal, recuerdo con placer una admirable y novedosa Numancia ambientada en la huelga general de Asturias de 1934, o un Lo fingido verdadero, de Lope de Vega, escenificada por la compañía italiana “Teatro a Canone” con regusto de Commedia dell’Arte, obras ambas que a uno le llenan de esperanza sobre lo que le espera al teatro clásico español en los años venideros. En esta sección alternativa del Festival de Almagro y en su edición del año 2025, la compañía portuguesa afincada en Faro “Janela Aberta Teatro” ha puesto en escena su obra Cabo das Tormentas, una actualización de la figura de Luis de Camôes en sus múltiples facetas típicamente renacentistas de poeta cortesano y existencial, guerrero, explorador, navegante, aventurero y, sobre todo, autor de Os Lusiadas la magna epopeya portuguesa por excelencia, “poema épico en el que confluye la imitación rigurosa de los modelos antiguos con la original renovación de cantar hechos históricos contemporáneos” [Extremera/Sabio, 2025: 11]. Cabo das Tormentas contiene lógicamente fragmentos de Os Lusiadas y otros poemas de Camôes, más las aportaciones de la Compañía bajo la dirección y dramaturgia de Diana Bernedo y Miguel Martins Pessoa. La compañía actuó el día 25 de julio en el Teatro Municipal de Almagro a las 8 de la tarde. Y bien hubiera merecido unas 5 de la tarde taurinas y mágicas como Lorca insistió en su poema inolvidable; porque el éxito fue total: ganaron el premio del jurado, y por ello repitieron función días después ante un público ya expectante que llenó el teatro y que aplaudió al final con el fervor que suele aparecer cuando está entregado ante un espectáculo de calidad excepcional. Aunque la capacidad milagrosa de las noches de Almagro es infinita, quizá falta en el Festival unos coloquios entre el público y las compañías para que conociéramos más y mejor los métodos y circunstancias de trabajo de algunas compañías, porque, como en este caso, saber de ellas, escuchar a sus actrices y actores, comentar detalles con todos sus miembros ayuda a conocer y a enriquecerse, a intercambiar ideas y a evaluar mejor todo el esfuerzo y toda la genialidad que hay detrás de espectáculos como este. No obstante, el texto sobre la obra y la compañía que aparece en el programa del Festival era esclarecedor y completo. Es cierto. Pero vayamos a la función en sí y a lo que a mí me pareció ver en ella. La obra es de una desnudez escenográfica absoluta, y muy lejos de desorientar al espectador, le ayuda para que nada

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La vegetariana y Risa Canibal

Crítica de “La Vegetariana” y  de “Risa Caníbal” en el Teatro María Guerrero y en el Teatro Valle Inclán. Los teatros María Guerrero y  Valle-Inclán, inauguran su temporada durante la segunda semana de octubre. La programación se apoya en dos propuestas destacadas: por un lado, la presentación de obras de autores extranjeros en versión original y, por otro, la apuesta por temáticas y puestas en escena innovadoras y sorprendentes. En el María Guerrero, se presenta durante solo tres días “La Vegetariana”, una obra oscura y sorprendente basada en la novela homónima de Han Kang, publicada en 2016. Esta obra literaria, galardonada con el Premio Man Booker en 2006, sirvió para dar a conocer a la autora surcoreana en Occidente y abrió una vía de análisis crítico sobre la sociedad surcoreana.  Han Kang ha  sido reconocida también con el Premio Nobel de Literatura en 2024, por su exploración de temas relacionados con la condición humana y la violencia. La adaptación teatral, a cargo de Daria Deflorian y Francesca Marciana, y dirigida por Deflorian, reduce considerablemente la riqueza de la novela original. La escenografía se compone de dos puertas que se abren y cierran y un colchón, elementos que enmarcan con precisión el desarrollo de un drama que culmina en tragedia. La historia transita desde una aparente normalidad, monótona y poco interesante, pero aceptada por los cuatro personajes principales —dos hermanas y sus respectivos maridos—, hasta la destrucción de todos los vínculos, sostenidos únicamente por frágiles convenciones sociales. Mónica Piridu interpreta a Yeong-hye, la protagonista cuya decisión de hacerse vegetariana desencadena una serie de sensaciones y situaciones inesperadas. La protagonista es casi estática pero omnipresente. Gabriels Portoghuese, en el papel del esposo, asume también la función de narrador, apoyándose en la musicalidad del idioma italiano para dotar de claridad a su discurso. El elenco se completa con Daria Deflorian y Paolo Musio. La obra constituye una crítica contundente a las relaciones de poder entre el padre y las hijas y entre los esposos y la esposas, evidenciando un machismo dominante en las relaciones surcoreanas. Al mismo tiempo, invita a reflexionar sobre la relación entre el arte y la vida, así como sobre la legitimidad de lo que cada individuo puede o debe hacer. Aunque la adaptación teatral resulta digna, (sin conocer el texto original en coreano) , la representación se parece más una lectura dramatizada  lo que aporta poco a la obra original y le resta matices y situaciones relevantes. El resultado es, a la vez que impactante y desilusionante. «Risa Caníbal” en el Teatro Valle-Inclán El colectivo Las Huecas llega a Madrid Procedentes de Barcelona, el colectivo Las Huecas, formado por cinco mujeres que destacan por su valentía y talento interpretativo, aterriza en Madrid para presentar su más reciente creación. Estas actrices, conocidas por asumir riesgos escénicos y por su capacidad para llevar a cabo performances arriesgadas, representan desde el 9 de octubre “Risa Caníbal” en el teatro Valle-Inclán. La obra se representa principalmente en inglés, acompañada de subtítulos, y pone en escena a cuatro mujeres que encarnan a líderes de la extrema derecha, fácilmente identificables por sus acentos y expresiones características. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, la representación se apoya en situaciones desbordantes y el uso de narices de clown, elementos que, lejos de provocar la risa esperada, generan más aburrimiento que diversión. El humor, reivindicado como arma antifascista, es señalado como una herramienta que también está siendo utilizada por estas figuras políticas. La sorpresa llega de la mano de una mujer Neandertal, cuya aparición se convierte en el momento más ingenioso y destacado de la función. Este personaje encarna lo que una de las líderes  describe como la auténtica esencia del alma europea —rubia, de ojos azules y ajena a cualquier mezcla de razas o culturas externas—, lo que introduce una fuerte carga simbólica y crítica. A partir de esta aparición, la obra mezcla convenciones de la comedia y elementos de terror psicológico, añadiendo detalles escatológicos e intensas escenas de canibalismo. Sin embargo, pese a la audacia de estas escenas, la pieza no logra transmitir una sátira política. La creatividad de Nuria Corominas, Julia Barbany y Andrea Pellejero queda fuera de toda duda, aunque el mal gusto también está presente en la propuesta. Ver la función supone pasar un mal rato y obliga al espectador a esforzarse por encontrar un trasfondo crítico coherente, algo que parece asegurado en el Valle-Inclán hasta el 9 de noviembre. Cristina del Moral Ituarte con opiniones de Manuel Orive Castro

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Fuenteovejuna y La Protagonista

Opiniones de dos espectadoras. Comienza la temporada de teatro clásico con FUENTEOVEJUNA, una obra que atrae tanto al público general como a quienes siempre disfrutan de este género. Rakel Camacho logra sorprender y provocar debate con su original puesta en escena de esta obra maestra, suscitando muy diversas opiniones entre los espectadores. Música muy potente, vestuarios llamativos, desnudos integrales, violencia intensa y referencias sexuales provocan sorpresa y generan controversia. Las espectadoras, que firman esta breve critica,  consideran que estos rasgos son innecesarios y no destacan los aspectos positivos de la función, que se inician con una adecuada versión de María Folguera. Se destaca la puesta en escena gracias al vestuario, algo inadecuado a veces,  diseñado por Rosa María García Andújar y la composición musical de Pablo Peña y Dairo del Moral, elementos que contribuyen al dinamismo del espectáculo. Destacables también la dirección escénica y la actuación de los actores, cantantes y bailarines al mismo tiempo, como la muy trágica Laurencia  (Cristina Martin Miro ) y Esteban ( Jorge Kent.). El verso suena bello en muchas ocasiones e incluso el acompañamiento de música , adecuada en muchas escenas, con alguna buena voz solista, resulta, aunque algo excesivo,  interesante. La tensión de la obra aumenta hasta su desenlace trágico, permitiendo una clara comparación con la situación actual en Gaza. Por eso, la aparición de la bandera palestina al final resultó coherente.  La directora plantea en la presentación de la función una pregunta clave: ¿por qué persiste la violencia a lo largo del tiempo? Esta cuestión tan relevante hoy en día como en el siglo XVII, justifica el impacto de los versos del Fénix de los Ingenios y la actualización innovadora de Fuenteovejuna en escena. Pero no consideramos pertinente que esta actualización consista en convertir al joven Maestre de Calatrava en homosexual con jugueteos burlones al respecto, que los desnudos integrales llenen las escenas finales y que se ofrezca una sesión de música discotequera al final. Hacer de los RRCC casi unas marionetas, cuando la exaltación de la monarquía absoluta es uno de los rasgos fundamentales de la obra, solo añade una comicidad a estos personajes que modifica el sentido de su intervención en el desenlace de la función.  Por ello, una vez más ,frente a las distintas interpretaciones actuales del teatro clásico, nos surge la pregunta acerca de su función en la sociedad contemporánea y nos atrevemos a considerar que su principal propósito debería de ser preservar este bellísimo legado poético, transmitirlo a nuevas generaciones y facilitar el acceso a nuestro patrimonio cultural a personas de diferentes edades y grupos sociales. Con esta agresiva imagen de Fuenteovejuna va a ser difícil cumplir estos objetivos. Quizás si algunos otros como sorpresa, curiosidad, incomodidad, rarezas.,, que no vamos, en general, a buscar al teatro de la Comedia sino a otros espacios, como la Cuarta Pared, donde tuvimos ocasión de ver “La protagonista” de la que comentamos algunos aspectos a continuación ”La protagonista” El 2 de octubre de 2025 se presentó en el teatro La Cuarta Pared “La protagonista” de Melanie Werde dirigida por el equipo del espacio, como parte del proyecto Tríptico de la Vida, que aborda temas de relevante actualidad.  Ariana Martínez, quien encarna a La Protagonista, sostiene prácticamente todo el peso la obra mediante una demostración matizada de emociones. El argumento gira en torno al proceso de duelo tras la muerte de su padre, hecho ante el cual la protagonista experimenta sentimientos de culpa y también, a lo largo de diversas escenas, de  tristeza, de auto justificación y de indignación, mientras aparecen amigos y recuerdos del pasado que no logran mitigar su soledad ni su sensación de fracaso personal. El personaje central representa una sociedad en la que el vacío existencial se intenta llenar a través del consumismo digital y donde los vínculos afectivos son reemplazados por experiencias y emociones efímeras. Tienen especial gracia las relaciones de la protagonista con los médicos que evoca la situación de parientes y enfermos obligados a buscar soluciones que no llegan pero agotan y , a veces, arruinan. La puesta en escena utiliza recursos audiovisuales y pantallas para acompañar la crítica social planteada desde el humor, logrando momentos tanto de risa como de profunda conmoción, pues invita a los espectadores a reconocerse como protagonistas contemporáneos de estas problemáticas. El mensaje se transmite con eficacia, gracias al buen uso de las luces y recursos técnicos modestos pero que logran escenificar situaciones dramáticas sin perder el tono cómico. En suma. Una vez más la Cuarta Pared nos sorprende y nos hace reír y pensar consiguiendo, con esta obra, muy merecidamente el premio Lope de Vega. Cristina del Moral Ituarte con las opiniones de Julia Martínez Avial.  Cristina del Moral es profesora de historia y, durante los últimos 12 años de su carrera profesional, ha formado parte del comité de selección de obras teatrales que representan a España en la red de Embajadas y Centros Culturales de AECID. Ha sido jurado de diversos premios literarios y teatrales, siendo el más reciente el jurado de Teatro Barroco infantil de Almagro 2025. Julia tiene 17 años, es estudiante de segundo curso de Bachillerato y desde los 7 años asiste regularmente al teatro, con especial interés en el teatro clásico. Sus opiniones unen la frescura de su edad a un agudo sentido crítico.

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SALADINA: ¿LA MUJER EJEMPLO?

Comentarios sobre La gran Saladina y fundación de la Orden de Calatrava. Edición a cargo de Antonio Serrano Agulló. Biblioteca de Autores Manchegos / Diputación de Ciudad Real. 2025 Una mujer los espera / a todos, y solo un brazo, / un alfanje y una cota / un pecho de hembra flaco. (V. 1505-1507). Así se autodefine la reina de Fez Saladina, retando a las huestes cristianas que defienden la encomienda de Calatrava (la Vieja) a mediados del siglo XII. Y podemos saber de ella gracias a la constancia y erudición de Antonio Serrano, que ha tenido el acierto de localizar un texto anónimo perdido en la Biblioteca Palatina de Parma y presentarlo al lector del siglo XXI.El texto es una auténtica joya por varias razones. UNA. Incluye personajes reales de gran importancia en el proceso de la llamada Reconquista: el rey Sancho III , hijo de Alfonso VII; y, sobre todo, el abad Raimundo de Fitero y Fray Diego de Velázquez. A estos últimos, monjes cistercienses, se les atribuye la fundación de la Orden de Calatrava, cuando dicha plaza es abandonada por los caballeros del Temple. Es esta una muestra más de la tendencia del teatro del Siglo de Oro a incorporar hechos históricos a las tramas a las que estaba acostumbrado el público. DOS. Saladina: reina y luchadora. Como se nos apunta en el prólogo y las notas, no hay constancia de tal nombre en los anales de tal reino. El personaje es creación del desconocido autor (o autora) que sitúa en el centro de la acción a una mujer guerrera, guapa y atrevida. De ella se enamoran un capitán, un rey (ambos de su misma religión musulmana), un fraile guerrero cristiano, un capitán cristiano… , y no hay más porque la obra solo tienen 2964 versos. Su trayectoria vital es tan carnal como teatral: ardiente luchadora contra los cristianos, desprecia los requiebros de sus correligionarios y sucumbe al amor de un caballero infiel, que la bautiza en un río antes de morir. TRES. Sería injusto pasar por alto la calidad de la edición. Al ya singular logro de rescatar del olvido un texto más del teatro áureo, hay que añadir que Antonio Serrano en sus notas eruditas nos advierte no solo de cuestiones estilométricas sino que también aclara ciertos pasajes que rompen la verosimilitud y obligan al lector actual a no perder de vista las licencias poéticas tan del gusto barroco. Además de hacer guiños (con los dos ojos, a borde del tick) a que sería más que deseable representar esta obra rescatada en los lugares donde se ambienta: Calatrava, AlarcosEn conclusión, aparte de la espectacularidad de un texto escrito para ser representado, nos quedan preguntas. ¿Cómo recibiría el público un personaje como Saladina? Aunque acaba en una forzada e inverosímil conversión al Cristianismo, ¿qué le sugeriría su actitud a una mujer del siglo XVII, qué le enseñaría? ¿Era Saladina un ejemplo para las mujeres de su tiempo? Si así fuera, ¿era el ejemplo de lo que no debe hacer una mujer, ya que paga con su muerte su osadía bélica?Ojalá que la erudición de Antonio Serrano nos siga proporcionando claves para que podamos seguir planteándonos cuestiones como estas, relativas al teatro conocido y no conocido del teatro del Siglo de Oro.

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¿HASTA DÓNDE LLEGA EL GESTO?

La versión japonesa de El burlador de Sevilla, a cargo de KSEC ACT. La historia del hombre que busca cuerpos de mujer y rehúye sus almas, da para muchos argumentos y puestas en escena. Algunas, con un Don Juan de ojos rasgados. Con estos presupuestos, Kei Jinjugi dirige este montaje sobrecogedor, en el que lo conocido es perfectamente compatible con el asombro. No es paradoja. Es KSEC-ACT. El original juego escénico del teatro oriental nos presenta la desfachatez de don Juan a través de una intensidad dramática que reside más en el gesto que en el desafío a los muertos o el engaño a las mujeres.  Bocas torcidas, manos crispadas con metatarsos propios del rigor mortis, músculos en tensión durante una hora y diecisiete minutos, voces extraídas desde el abismo de la laringe, ojos en el límite de sus órbitas. Y, sobre todo, la didascalia básica del teatro oriental: cada actor o actriz no interpreta un personaje, sino la obra entera. Cada hombre o mujer en escena experimenta la pieza completa, a veces con su palabra o movimiento. Esto se manifiesta, esencialmente, en que casi nunca se miran entre sí. Los actores no intercambian miradas. Cada uno y cada una ejecuta su movimiento y su palabra como si estuviera solo o sola en la sala, como si el resto de personajes y el público fuéramos parte también de la escenografía minimalista y simbólica. ¿Hasta dónde llega el poder del gesto? Creo que muy lejos: hasta allí donde el espectador ya no puede experimentar con más intensidad su propia emoción. PACO MARTÍNEZ NAVARRO.

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EL GRAN MUNDO DEL TEATRO

La nueva propuesta de la Compañía Nacional de El gran teatro del mundo en la temporada 2024-25.  El texto es tan grande que puede aplastar a cualquier actor o actriz. Hay que entenderlo. Y, además, acreedor de una escenografía que ha de contener más símbolos que artificios ingeniosos. Precisamente esto parece ser lo más cuidado en la dirección de Lluis Homar: poca máquina y mucho juego de luz, sombra y color que hace sentirse al espectador en un mundo asimilable, venga de donde venga el usuario de la butaca.  El vestuario ha de integrarse con la desnudez. Lo exige el guion. Y el Sumo Hacedor también. Ropa del siglo de Oro y del Siglo XX conviven con más armonía que el rey con el labrador y la hermosura. Mención especial para Dios/Autor: chaqueta y falda,  bigote y tacones, ente andrógino, Madre y Padre, showman con chistera y bastón, propios de director de circo. Y un árbol a la espalda, muy a tono con los colores de su bisexual y bicolor atuendo: verde y azul, el mundo y el cielo unidos en un mismo Ser Supremo. Un trabajo atractivo y entretenido, que pone en pie un Auto más Universal que Sacramental, pero que adolece de fuerza, pasión, en el cuerpo actoral. Poca proteína para representar la Creación. Los actores y actrices no convencen, solo vencen. Aun así, el gran mundo del teatro es inmortal porque, entre otras cosas, nos pone delante a Dios, sin filtros, con naturalidad, como un personaje más, con un respeto que linda con la familiaridad orgullosa y desvergonzada. Como un cuñado sabihondo -o nuera sabihonda- a la que no hay manera de pillar en un desliz. La magia fluye en la presunta lección teológica y moral, como en las más abstrusas comedias de capa y espada. Cosas de los Grandes Teatros y los Grandes Mundos. Paco Martínez 2024.    

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Lope y «Teatro a Canone» en Almagro

Lo fingido verdadero, una alegría para el espectador Sabido es que el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro pretende ofrecer año a año lo mejor del panorama profesional que hay sobre el teatro de los siglos XVI y XVII. Y una de sus secciones más interesantes, a mi juicio, es la abierta por la anterior directora, Natalia Menéndez, que el equipo del festival, con Ignacio García a la cabeza, ha mantenido con todo acierto. Se trata de la sección “Almagro off”, que presta su atención a nuevos modos de poner en escena a nuestros clásicos, y que, por tanto, abre la puerta a jóvenes profesionales directoras y directores, actores y actrices que sienten amor supremo por nuestros autores áureos, pero que les bulle en la sangre una renovación de cómo estos deben ser leídos, interpretados y llevados al escenario para trasmitir el mensaje que los espectadores de hoy debemos recibir como personas del siglo XXI en el que estamos. Con frecuencia son representaciones que traen aire fresco, vigor impetuoso, sangre nueva acompañada, eso sí, del rigor, el estudio y el trabajo que toda empresa teatral requiere. Los primeros pasos profesionales de los que quieren dedicarse, con o sin exclusividad, al teatro clásico son difíciles y llenos de obstáculos, y esta sección off del festival de Almagro es una plataforma magnífica para estos jóvenes y, desde luego, para muchos de los espectadores que llenamos los espacios del festival. La sección off de este año nos ha traído una sorpresa y una alegría. Para los que amamos y admiramos el teatro clásico es un gozo ver cómo en una misma edición conviven varias puestas en escena de un mismo texto, algo casi imposible de tener en la programación de un teatro comercial e incluso institucional a lo largo de una misma temporada. Es algo frecuente en los festivales, aunque quizá no con tanta reiteración como en Almagro, quizá por el gran número de espectáculos que se programan. Por ejemplo, este año hemos podido asistir a dos muy distintas versiones de La vida es sueño, una dirigida por Mariano de Paco, con la compañía “Teatro Círculo” de EE.UU. y otra de la compañía chilena “Teatro de La Calderona” dirigida por Macarena Baeza. La riqueza que estas experiencias ofrecen al espectador es mucha, ya que comprueba las distintas lecturas, las muy variadas opciones y las muy distintas realizaciones que cada director hace con grupos de actores y actrices tan distintos también a la vez. Toda una experiencia que, hace años, se llevó al extremo, y con cierto riesgo, en las “Jornadas de Teatro del Siglo de Oro” de Almería, cuando en una misma función se representaron tres versiones de la Mojiganga de la muerte, de Calderón de la Barca, montada por el TEU de Sevilla, la ESAD de Murcia y la RESAD de Madrid, probablemente uno de los momentos más brillantes y recordables de este festival hoy casi extinto. Y en este aspecto, la edición del festival de Almagro de este año nos ha ofrecido otra agradable sorpresa: poder ver Lo fingido verdadero, de Lope de Vega, en dos versiones radicalmente distintas y puede que hasta opuestas en bastantes aspectos. Pero vayamos por partes. Con motivo o sin él, Lo fingido verdadero, no es desde luego una obra frecuente en los repertorios de las compañías actuales. Las razones podrían ser muy distintas, pero, lanzándome a la piscina, probablemente sea una obra de discutible interés para el público de hoy por muchas y muy distintas razones. Felipe Pedraza, gran especialista de Lope, la tiene en gran estima, entre otras cosas, por ver en ella la presencia de técnicas tan modernas como las utilizadas después por Pirandello o Stanislavski. David Castillejo también la valora mucho, llegándola a bautizar como “la obra cumbre, el Hamlet de Lope”1 y, con un sorprendente olfato teatral no siempre presente en juicios más académicos, advierte que “en Alba [de Tormes] compone comedias basadas en la Roma antigua quizá estimulado por la commedia dell’arte”2 (el subrayado es mío). Es decir, Castillejo ya observa que, por los muy distintos perfiles de esta obra, es difícil su representación sin recurrir a dos distintas técnicas: una, realista, para todo lo relacionado con el protagonismo de Diocleciano, y otra, más en tono de farsa, en lo que afecta a los procesos interiores del cómico converso. Quizá por eso, la referencia a la posible influencia lopesca de la commedia dell’arte. En alta estima también la tiene Victor Dixon, que recoge las veneraciones de Castillejo. Pero matiza, “yo no diría tanto; ¿cómo no dar la palma a El castigo sin venganza, una de las mejores tragedias de todos los tiempos?”3 Sin embargo es verdad que Dixon la aprecia mucho, porque inmediatamente afirma que le parece “la más teatral de todas, al mismo tiempo, muy barroca y muy moderna”. Cierto es que este testimonio de Dixon es para tenerlo muy en cuenta dada su doble faceta de académico y hombre de escenario; no obstante, diría yo que eso de la modernidad de esta obra habría que matizarlo mucho para ser aceptado sin más. Porque, en medio de todas estas loas, lo evidente es que Lo fingido… es hoy una obra ausente en nuestros escenarios, ignorada por las compañías actuales, sean de las características que sean, y esto es un dato que no debemos olvidar cuando continuamente estamos perorando sobre la tremenda vigencia que hoy tiene el teatro del Siglo de Oro. ¿Cómo justificar entonces que José Luis Alonso, que Miguel Narros, que Manuel Canseco, que José Luis Gómez, que Alberto González Vergel, que Ignacio García, que “Zampanó Teatro”, que “Morboria”, que “Teatro Corsario” no hayan tenido nunca la tentación de montar esta obra y/o no haya llegado hasta ellos sus “maravillosas” cualidades? Como dice Victor Dixon, puede que “no sea para tanto”, y, aun siendo una obra de interés, haya razones justificadas para su hasta ahora inexistencia en nuestros escenarios. Aunque probablemente estas razones sean más por cuestiones sociales que puramente teatrales. El montaje hoy de Lo

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¿A QUIÉN LE IMPORTA LO QUE YO HAGA?

(Algunos comentarios a partir de Me trataste con olvido, -Clásicas en rebeldía-) Desde Almagro 2023, pasando por las Jornadas de Almería del 2024, lleva un año de bolos y continuará en 2025. Sí, es verdad, no son los únicos, desde hace algún tiempo las compañías le han hincado el diente a las autoras marginadas del Siglo de Oro y no paran. Pero lo que ha hecho La Otra Arcadia es distinto: ha organizado conocidos y no conocidos textos de María de Zayas, Sor Juana Inés, Luisa de Carvajal, Ana Caro de Maillén y otras, para hacer poesía. Claro, qué otra cosa, si no. Pero poesía verbal, poesía escenográfica y poesía coreográfica. A la vez. No era fácil. La dirección de Ana Contreras imbrica la palabra de Natalia Millán y María Besant (versionada por Raúl Losánez) con el juego corporal del bailarín Ricardo Santana. Alguien empolvado en los corsés académicos del siglo pasado (o del otro anterior) se preguntará: “Pero ¿qué hace ese señor bailoteando con las actrices que recitan los sublimes versos aúreos…?” Pues lo hace todo, compañeros y compañeras: muestra con su cuerpo el devenir emocional de las mujeres que padecen. Y que recitan. Con la danza seduce, maltrata, abandona, disfruta, hace disfrutar y hace sufrir a las mujeres que se encuentra por esos escenarios de Dios… ¿Se podía mejorar la proxemia (ubicación física y movimiento)? Puede. ¿Hace falta mayor expresividad a la voz que nos trae el lamento de aquellas mujeres? Es posible. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que la conjunción danza, palabra y música (de Miguel Huertas) es un espectáculo total. El siglo XXI también tiene cánones. ¿A quién le importa lo que otros piensen?

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Y llegaron los 40

Por esa razón solo queda mirar al presente y al futuro. Hemos tenido ocasión en los últimos días de asistir a la dramatización de textos escritos por mujeres del S. XVII, a cargo de la compañía La otra Arcadia. Los titiriteros de Binéfar han llenado algunas de nuestras calles con la picardía elegante y el arte ingenioso de aquellos tiempos de miriñaques y máscaras. ¿Un criado arreglando los desaguisados de sus amos, recibiendo palos y dando mas él mismo…? ¡Si…! ¡Es Fernando Aguado, de la compañía Morboria…! Quiero decir Scapin, el personaje de Molière… Y qué decir de la voz y de la sublime presencia de Alberto San Juan, recitando los conocidos poemas de los mejores poetas y poetisas del Siglo de Oro, presentes en todas las antologías… Para esto los organizadores de las Jornadas han trabajado y sentido en las últimos cuarenta años de Jornadas: para que HOY actores, directores, escenógrafos, iluminadores y público sigamos llevando a cabo la verdadera revolución del S. XXI, que es mirarnos a la cara, hablarnos, cantarnos y transmitirnos emociones e historias… a través del aire, sin más soporte que la comunicación verbal y visual. Se llama Teatro. Si Dios y las Musas quieren, lo trabajado en los últimos meses será la base en la que se asienten las XLI Jornadas del año 2025. La rueda sigue girando. El encuentro entre público y actores, con cuarta pared o sin ella, no va a parar. Se llama Humanidad. Contacto. Somos animales de compañía. (De las de teatro y de la otra, de la de hacer cosas en común). Sin huellas no hay futuro. Si no tenemos en cuenta la historia, pocos días felices nos aguardan. Aprender es observar lo terminado para no errar demasiado en lo que queda por hacer. Es legítimo y necesario en este cumpleaños de números tan redondos, hacerse eco de lo apuntado por Antonio Serrano, fundador de las Jornadas, en una reciente entrevista: Supimos que luchábamos contra el tiempo y aceptamos el reto. Y creo que vencimos, porque hoy se nos llena la mente de recuerdos inolvidables: de seres sabios que llegaron a nuestra llamada sin reserva ni condicionantes, de artistas fundamentales que trajeron su grandeza y humildad por bandera, de jóvenes ansiosos de conocer, de adultos deseosos de compartir. Y esos días todo se transformaba en una fiesta triunfante de sensibilidad y humor, de trabajo y ocio, de respeto y camaradería, de placer y obligación. Pretendimos, y lo logramos, hacer compatibles las cañas y las tapas con los versos de Calderón, de Lope, de Tirso o de Teresa de Jesús. Hablábamos el mismo idioma: la sed de arte, de cultura y de vida. Ahora toca leer los textos de los clásicos, adaptarlos, contactar con los colectivos dramáticos y académicos… Organizar las siguientes Jornadas, en suma. Llegaron los cuarenta: es solo el comienzo.

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El comienzo profesional

La primera obra de un profesional que trajimos a las Jornadas fue en el año 1985, en la segunda edición que se realizó, y se trataba de Héctor Clotet, un argentino al que habíamos visto en el Festival de Almagro el año anterior. El espectáculo se llamaba Juglarías en el que Héctor, ataviado de juglar, recitaba o cantaba una serie de textos y canciones especialmente del Siglo de Oro, pero también de nuestra literatura medieval: Berceo, por ejemplo, y algún romance.pesetas El espectáculo era de una sencillez absoluta: él solo, sin instrumento alguno, acompañado por una banda sonora grabada (estamos en 1985) moviéndose por el escenario y bajando al público con una bolsita pidiendo óbolos y limosnas para comer. Pero la voz dulce, el recitar melodioso, la humildad del actor, la desnudez de la puesta en escena y el tino en la selección de los textos construyeron un espectáculo tierno y lleno de emoción. Se hicieron tres funciones: Almería (Salón de Actos de la Antigua Escuela de Magisterio), Universidad Laboral y El Ejido. Una anécdota que recuerdo, en la función de Almería bastantes espectadoresintrodujeron pesetas en la bolsa del humilde juglar, pero ¡ay! Alguna ¿espectadora? metió un papelito con su número de teléfono. Para celebrar los 25 años de las Jornadas, Héctor volvió con su juglarías Estaba delicado de salud. Tenía el corazón débil. No lo pudo resistir. Murió a los pocos años de su vuelta. Nuestro recuerdo más tierno y amoroso para él.

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