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Breves

Almagro ha empezado con fuerza.

Entre el homenaje a Cristina Hoyos, una impresionante fiesta de volatines en la Plaza Mayor y el estreno de Fuenteovejuna de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, vuelve a convertirse en la capital mundial del teatro del Siglo de Oro. Y destaca una exposición verdaderamente impresionante con motivo de los cuarenta años de la compañía de Teatro Morboria. Aquí van fotos de la exposición para que se vea la magnitud de lo expuesto.

Colaboraciones

SALADINA: ¿LA MUJER EJEMPLO?

Comentarios sobre La gran Saladina y fundación de la Orden de Calatrava. Edición a cargo de Antonio Serrano Agulló. Biblioteca de Autores Manchegos / Diputación de Ciudad Real. 2025 Una mujer los espera / a todos, y solo un brazo, / un alfanje y una cota / un pecho de hembra flaco. (V. 1505-1507). Así se autodefine la reina de Fez Saladina, retando a las huestes cristianas que defienden la encomienda de Calatrava (la Vieja) a mediados del siglo XII. Y podemos saber de ella gracias a la constancia y erudición de Antonio Serrano, que ha tenido el acierto de localizar un texto anónimo perdido en la Biblioteca Palatina de Parma y presentarlo al lector del siglo XXI.El texto es una auténtica joya por varias razones. UNA. Incluye personajes reales de gran importancia en el proceso de la llamada Reconquista: el rey Sancho III , hijo de Alfonso VII; y, sobre todo, el abad Raimundo de Fitero y Fray Diego de Velázquez. A estos últimos, monjes cistercienses, se les atribuye la fundación de la Orden de Calatrava, cuando dicha plaza es abandonada por los caballeros del Temple. Es esta una muestra más de la tendencia del teatro del Siglo de Oro a incorporar hechos históricos a las tramas a las que estaba acostumbrado el público. DOS. Saladina: reina y luchadora. Como se nos apunta en el prólogo y las notas, no hay constancia de tal nombre en los anales de tal reino. El personaje es creación del desconocido autor (o autora) que sitúa en el centro de la acción a una mujer guerrera, guapa y atrevida. De ella se enamoran un capitán, un rey (ambos de su misma religión musulmana), un fraile guerrero cristiano, un capitán cristiano… , y no hay más porque la obra solo tienen 2964 versos. Su trayectoria vital es tan carnal como teatral: ardiente luchadora contra los cristianos, desprecia los requiebros de sus correligionarios y sucumbe al amor de un caballero infiel, que la bautiza en un río antes de morir. TRES. Sería injusto pasar por alto la calidad de la edición. Al ya singular logro de rescatar del olvido un texto más del teatro áureo, hay que añadir que Antonio Serrano en sus notas eruditas nos advierte no solo de cuestiones estilométricas sino que también aclara ciertos pasajes que rompen la verosimilitud y obligan al lector actual a no perder de vista las licencias poéticas tan del gusto barroco. Además de hacer guiños (con los dos ojos, a borde del tick) a que sería más que deseable representar esta obra rescatada en los lugares donde se ambienta: Calatrava, AlarcosEn conclusión, aparte de la espectacularidad de un texto escrito para ser representado, nos quedan preguntas. ¿Cómo recibiría el público un personaje como Saladina? Aunque acaba en una forzada e inverosímil conversión al Cristianismo, ¿qué le sugeriría su actitud a una mujer del siglo XVII, qué le enseñaría? ¿Era Saladina un ejemplo para las mujeres de su tiempo? Si así fuera, ¿era el ejemplo de lo que no debe hacer una mujer, ya que paga con su muerte su osadía bélica?Ojalá que la erudición de Antonio Serrano nos siga proporcionando claves para que podamos seguir planteándonos cuestiones como estas, relativas al teatro conocido y no conocido del teatro del Siglo de Oro.

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