Nombre del autor:Antonio Serrano

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OTRA SORPRESA EN ALMAGRO: CABO DAS TORMENTAS

Acertó plenamente Natalia Menéndez cuando en el año 2011 tuvo la felizidea de incluir en la programación del trigésimo cuarto Festival Internacional deTeatro Clásico de Almagro una nueva sección que ella denominó “Almagro OFF” y que presentó como “la apuesta por el germen, por el futuro del teatro con un certamen cuyo latido sea innegable indicador de que la creación está en auge”. En las páginas interiores de aquel programa general ya precisaba más cosas respecto al certamen: El primer Certamen Internacional Almagro OFF forma parte del Proyecto Almagro OFF, que nace de la necesidad de que una parte de la profesión,la más joven, tenga una plataforma para poder mostrar sus espectáculos relacionados con el teatro clásico. El fin del Certamen es el de propiciar y favorecer la creación contemporánea, nuevos lenguajes y propuestas innovadoras de la dirección escénica de obras teatrales dramáticas sobre el Barroco [Menéndez, 57]. Y nos da unos cuantos detalles del funcionamiento y de las propuestas llegadas a la dirección del festival ese mismo año: En total 62 propuestas llegadas desde 12 países, incluyendo España, se han presentado al primer Certamen Internacional Almagro OFF: Colombia, Argentina, México y Chile constituyen la participación latinoamericana. Entre los europeos, Reino Unido, Italia, Portugal,Alemania y Holanda. Líbano es el representante del Medio Oriente en el Certamen. EEUU también ha participado con uno de sus proyectos. De todos ellos se han elegido 10 proyectos de 6 países además de España. Las10 obras que se representarán en el sugerente marco de “La Veleta” han sido seleccionadas por el comité formado por cinco sobresalientes mujeres de teatro. [Menéndez, 57]. Las “sobresalientes mujeres” a las que hacía referencia eran Carmen Losa, Ana Zamora, Yolanda Pallín, Laila Ripoll e Itziar Pascual, como se ve, un comité elector de verdadero rango. Sorprende el elevado número de compañías seleccionadas, diez en total, y la procedencia de ellas: 4 españolas, 1 del Reino Unido, 1 de Líbano, 1 de Argentina, 1 de Colombia, 1 de Portugal y 1 de un proyecto mixto de España y EEUU. El proyecto constituyó un verdadero éxito, y si acertada fue la idea de Natalia Menéndez, acertadísima fue la actitud continuista que tuvieron los dos directores que la sucedieron, Ignacio García y la actual directora, Irene Pardo, que, lejos de las habituales actitudes de renegar de todo lo hecho por el antecesor para imponer su sello personal, han mantenido, cuidado y mimado la sección, siendo todavía hoy el “Almagro OFF” una isla de frescura e innovación que tiene un atractivo muy especial dentro de la programación general del Festival para cualquier espectador. Porque el OFF de Almagro no está solo dedicado a puestas en escena novedosas o arriesgadas, sino para compañías que proponen otros puntos de vista sobre el teatro [barroco], o para las que, trabajando sobre teatro clásico, la arquitectura raquítica y mediocre de nuestra estructura comercial teatral, les impiden acceder con facilidad a las salas privadas y públicas del país. Disminución alarmante de presupuestos dedicados al teatro en muchos entes públicos; programadores perezosos y sin formación suficiente; empresarios sin capacidad de maniobra económica o sin vocación artística, o público desculturizado conforman una compleja red que obstaculiza, a veces definitivamente, las posibilidades de que compañías jóvenes, ambiciosas y con solvencia y buen trabajo, puedan acceder en condiciones dignas a las salas públicas o privadas para mostrar sus producciones. Y ahí, a esa hornacina profesional es a donde pretendió llegar la sección OFF del Festival de Almagro, que tanto aire fresco aportó desde sus inicios. A nivel personal, recuerdo con placer una admirable y novedosa Numancia ambientada en la huelga general de Asturias de 1934, o un Lo fingido verdadero, de Lope de Vega, escenificada por la compañía italiana “Teatro a Canone” con regusto de Commedia dell’Arte, obras ambas que a uno le llenan de esperanza sobre lo que le espera al teatro clásico español en los años venideros. En esta sección alternativa del Festival de Almagro y en su edición del año 2025, la compañía portuguesa afincada en Faro “Janela Aberta Teatro” ha puesto en escena su obra Cabo das Tormentas, una actualización de la figura de Luis de Camôes en sus múltiples facetas típicamente renacentistas de poeta cortesano y existencial, guerrero, explorador, navegante, aventurero y, sobre todo, autor de Os Lusiadas la magna epopeya portuguesa por excelencia, “poema épico en el que confluye la imitación rigurosa de los modelos antiguos con la original renovación de cantar hechos históricos contemporáneos” [Extremera/Sabio, 2025: 11]. Cabo das Tormentas contiene lógicamente fragmentos de Os Lusiadas y otros poemas de Camôes, más las aportaciones de la Compañía bajo la dirección y dramaturgia de Diana Bernedo y Miguel Martins Pessoa. La compañía actuó el día 25 de julio en el Teatro Municipal de Almagro a las 8 de la tarde. Y bien hubiera merecido unas 5 de la tarde taurinas y mágicas como Lorca insistió en su poema inolvidable; porque el éxito fue total: ganaron el premio del jurado, y por ello repitieron función días después ante un público ya expectante que llenó el teatro y que aplaudió al final con el fervor que suele aparecer cuando está entregado ante un espectáculo de calidad excepcional. Aunque la capacidad milagrosa de las noches de Almagro es infinita, quizá falta en el Festival unos coloquios entre el público y las compañías para que conociéramos más y mejor los métodos y circunstancias de trabajo de algunas compañías, porque, como en este caso, saber de ellas, escuchar a sus actrices y actores, comentar detalles con todos sus miembros ayuda a conocer y a enriquecerse, a intercambiar ideas y a evaluar mejor todo el esfuerzo y toda la genialidad que hay detrás de espectáculos como este. No obstante, el texto sobre la obra y la compañía que aparece en el programa del Festival era esclarecedor y completo. Es cierto. Pero vayamos a la función en sí y a lo que a mí me pareció ver en ella. La obra es de una desnudez escenográfica absoluta, y muy lejos de desorientar al espectador, le ayuda para que nada

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UNA TRISTE PÉRDIDA

Hay días en los que hay que parar y, entre el dolor y la nostalgia, reconocer que bien valió la pena lo vivido, lo experimentado. Hoy es uno de esos días para los que estamos o hemos estado en torno a las Jornadas: se nos ha muerto Mercedes de los Reyes Peña. Nunca compensaremos con igual medida su entrega, su simpatía y, sobre todo, su compromiso con las Jornadas Siglo de Oro de Almería. La constatación de su ingente labor investigadora pertenece a otras páginas. Aquí, desde nuestra asociación, la palabra “gracias” se nos queda pequeña cuando se refiere a esta gran mujer. Aunque es difícil, Mercedes, seguir tu huella, tu ejemplo siempre nos servirá de referencia. Descansa en paz, amiga.

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¡SUERTE, LAILA!

Como algunos ya sabréis, Laila Ripoll ha sido nombrada directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Es una mujer de larguísima trayectoria dentro del teatro del Siglo de Oro. Junto con Mariano Llorente son los directores de la compañía “Micomicón Teatro”, que vino a las Jornadas en repetidas ocasiones, algunas de las cuales no estuvieron exentas de accidentes. Tal ocurrió con El rufián Castrucho, en la que una de sus actrices tuvo que actuar con una pierna recién escayolada. Otra lección de profesionalidad y entusiasmo. Y con ese mismo entusiasmo recibimos la noticia del nombramiento. La CNTC está en buenas manos.

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Lope y «Teatro a Canone» en Almagro

Lo fingido verdadero, una alegría para el espectador Sabido es que el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro pretende ofrecer año a año lo mejor del panorama profesional que hay sobre el teatro de los siglos XVI y XVII. Y una de sus secciones más interesantes, a mi juicio, es la abierta por la anterior directora, Natalia Menéndez, que el equipo del festival, con Ignacio García a la cabeza, ha mantenido con todo acierto. Se trata de la sección “Almagro off”, que presta su atención a nuevos modos de poner en escena a nuestros clásicos, y que, por tanto, abre la puerta a jóvenes profesionales directoras y directores, actores y actrices que sienten amor supremo por nuestros autores áureos, pero que les bulle en la sangre una renovación de cómo estos deben ser leídos, interpretados y llevados al escenario para trasmitir el mensaje que los espectadores de hoy debemos recibir como personas del siglo XXI en el que estamos. Con frecuencia son representaciones que traen aire fresco, vigor impetuoso, sangre nueva acompañada, eso sí, del rigor, el estudio y el trabajo que toda empresa teatral requiere. Los primeros pasos profesionales de los que quieren dedicarse, con o sin exclusividad, al teatro clásico son difíciles y llenos de obstáculos, y esta sección off del festival de Almagro es una plataforma magnífica para estos jóvenes y, desde luego, para muchos de los espectadores que llenamos los espacios del festival. La sección off de este año nos ha traído una sorpresa y una alegría. Para los que amamos y admiramos el teatro clásico es un gozo ver cómo en una misma edición conviven varias puestas en escena de un mismo texto, algo casi imposible de tener en la programación de un teatro comercial e incluso institucional a lo largo de una misma temporada. Es algo frecuente en los festivales, aunque quizá no con tanta reiteración como en Almagro, quizá por el gran número de espectáculos que se programan. Por ejemplo, este año hemos podido asistir a dos muy distintas versiones de La vida es sueño, una dirigida por Mariano de Paco, con la compañía “Teatro Círculo” de EE.UU. y otra de la compañía chilena “Teatro de La Calderona” dirigida por Macarena Baeza. La riqueza que estas experiencias ofrecen al espectador es mucha, ya que comprueba las distintas lecturas, las muy variadas opciones y las muy distintas realizaciones que cada director hace con grupos de actores y actrices tan distintos también a la vez. Toda una experiencia que, hace años, se llevó al extremo, y con cierto riesgo, en las “Jornadas de Teatro del Siglo de Oro” de Almería, cuando en una misma función se representaron tres versiones de la Mojiganga de la muerte, de Calderón de la Barca, montada por el TEU de Sevilla, la ESAD de Murcia y la RESAD de Madrid, probablemente uno de los momentos más brillantes y recordables de este festival hoy casi extinto. Y en este aspecto, la edición del festival de Almagro de este año nos ha ofrecido otra agradable sorpresa: poder ver Lo fingido verdadero, de Lope de Vega, en dos versiones radicalmente distintas y puede que hasta opuestas en bastantes aspectos. Pero vayamos por partes. Con motivo o sin él, Lo fingido verdadero, no es desde luego una obra frecuente en los repertorios de las compañías actuales. Las razones podrían ser muy distintas, pero, lanzándome a la piscina, probablemente sea una obra de discutible interés para el público de hoy por muchas y muy distintas razones. Felipe Pedraza, gran especialista de Lope, la tiene en gran estima, entre otras cosas, por ver en ella la presencia de técnicas tan modernas como las utilizadas después por Pirandello o Stanislavski. David Castillejo también la valora mucho, llegándola a bautizar como “la obra cumbre, el Hamlet de Lope”1 y, con un sorprendente olfato teatral no siempre presente en juicios más académicos, advierte que “en Alba [de Tormes] compone comedias basadas en la Roma antigua quizá estimulado por la commedia dell’arte”2 (el subrayado es mío). Es decir, Castillejo ya observa que, por los muy distintos perfiles de esta obra, es difícil su representación sin recurrir a dos distintas técnicas: una, realista, para todo lo relacionado con el protagonismo de Diocleciano, y otra, más en tono de farsa, en lo que afecta a los procesos interiores del cómico converso. Quizá por eso, la referencia a la posible influencia lopesca de la commedia dell’arte. En alta estima también la tiene Victor Dixon, que recoge las veneraciones de Castillejo. Pero matiza, “yo no diría tanto; ¿cómo no dar la palma a El castigo sin venganza, una de las mejores tragedias de todos los tiempos?”3 Sin embargo es verdad que Dixon la aprecia mucho, porque inmediatamente afirma que le parece “la más teatral de todas, al mismo tiempo, muy barroca y muy moderna”. Cierto es que este testimonio de Dixon es para tenerlo muy en cuenta dada su doble faceta de académico y hombre de escenario; no obstante, diría yo que eso de la modernidad de esta obra habría que matizarlo mucho para ser aceptado sin más. Porque, en medio de todas estas loas, lo evidente es que Lo fingido… es hoy una obra ausente en nuestros escenarios, ignorada por las compañías actuales, sean de las características que sean, y esto es un dato que no debemos olvidar cuando continuamente estamos perorando sobre la tremenda vigencia que hoy tiene el teatro del Siglo de Oro. ¿Cómo justificar entonces que José Luis Alonso, que Miguel Narros, que Manuel Canseco, que José Luis Gómez, que Alberto González Vergel, que Ignacio García, que “Zampanó Teatro”, que “Morboria”, que “Teatro Corsario” no hayan tenido nunca la tentación de montar esta obra y/o no haya llegado hasta ellos sus “maravillosas” cualidades? Como dice Victor Dixon, puede que “no sea para tanto”, y, aun siendo una obra de interés, haya razones justificadas para su hasta ahora inexistencia en nuestros escenarios. Aunque probablemente estas razones sean más por cuestiones sociales que puramente teatrales. El montaje hoy de Lo

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El comienzo profesional

La primera obra de un profesional que trajimos a las Jornadas fue en el año 1985, en la segunda edición que se realizó, y se trataba de Héctor Clotet, un argentino al que habíamos visto en el Festival de Almagro el año anterior. El espectáculo se llamaba Juglarías en el que Héctor, ataviado de juglar, recitaba o cantaba una serie de textos y canciones especialmente del Siglo de Oro, pero también de nuestra literatura medieval: Berceo, por ejemplo, y algún romance.pesetas El espectáculo era de una sencillez absoluta: él solo, sin instrumento alguno, acompañado por una banda sonora grabada (estamos en 1985) moviéndose por el escenario y bajando al público con una bolsita pidiendo óbolos y limosnas para comer. Pero la voz dulce, el recitar melodioso, la humildad del actor, la desnudez de la puesta en escena y el tino en la selección de los textos construyeron un espectáculo tierno y lleno de emoción. Se hicieron tres funciones: Almería (Salón de Actos de la Antigua Escuela de Magisterio), Universidad Laboral y El Ejido. Una anécdota que recuerdo, en la función de Almería bastantes espectadoresintrodujeron pesetas en la bolsa del humilde juglar, pero ¡ay! Alguna ¿espectadora? metió un papelito con su número de teléfono. Para celebrar los 25 años de las Jornadas, Héctor volvió con su juglarías Estaba delicado de salud. Tenía el corazón débil. No lo pudo resistir. Murió a los pocos años de su vuelta. Nuestro recuerdo más tierno y amoroso para él.

Breves

Nuestra historia se va a la UAL

A lo largo de cuarenta años las Jornadas han acumulado un importante archivo con documentación tanto gráfica como escrita. Carteles, prensa, fotografías, programas generales de las Jornadas, programas de mano de las compañías, memorias, presupuestos, cartas, contratos, etc., que son la historia misma del festival. Hoy ese archivo está guardado en las dependencias del ayuntamiento de Roquetas gracias a la colaboración de aquella corporación municipal, porque hemos de recordar que, tras 40 años de actividad, las Jornadas aún no poseen una sede en ningún edificio institucional. Nuestra alegría y nuestra obligación es que este archivo sea custodiado de la mejor manera `posible, y por eso la Asociación ha decidido ofrecer la custodia y salvaguarda del archivo a la Universidad de Almería, con quien en estos momentos está en conversaciones para firmar el acuerdo. Y lo hacemos con ilusión y como acto de justicia y reconocimiento hacia esa institución, renunciando a otras ofertas que hemos tenido.

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