La vegetariana y Risa Canibal

Crítica de “La Vegetariana” y  de “Risa Caníbal” en el Teatro María Guerrero y en el Teatro Valle Inclán.

Los teatros María Guerrero y  Valle-Inclán, inauguran su temporada durante la segunda semana de octubre. La programación se apoya en dos propuestas destacadas: por un lado, la presentación de obras de autores extranjeros en versión original y, por otro, la apuesta por temáticas y puestas en escena innovadoras y sorprendentes.

En el María Guerrero, se presenta durante solo tres días “La Vegetariana”, una obra oscura y sorprendente basada en la novela homónima de Han Kang, publicada en 2016. Esta obra literaria, galardonada con el Premio Man Booker en 2006, sirvió para dar a conocer a la autora surcoreana en Occidente y abrió una vía de análisis crítico sobre la sociedad surcoreana.  Han Kang ha  sido reconocida también con el Premio Nobel de Literatura en 2024, por su exploración de temas relacionados con la condición humana y la violencia.

La adaptación teatral, a cargo de Daria Deflorian y Francesca Marciana, y dirigida por Deflorian, reduce considerablemente la riqueza de la novela original. La escenografía se compone de dos puertas que se abren y cierran y un colchón, elementos que enmarcan con precisión el desarrollo de un drama que culmina en tragedia. La historia transita desde una aparente normalidad, monótona y poco interesante, pero aceptada por los cuatro personajes principales —dos hermanas y sus respectivos maridos—, hasta la destrucción de todos los vínculos, sostenidos únicamente por frágiles convenciones sociales.

Mónica Piridu interpreta a Yeong-hye, la protagonista cuya decisión de hacerse vegetariana desencadena una serie de sensaciones y situaciones inesperadas. La protagonista es casi estática pero omnipresente. Gabriels Portoghuese, en el papel del esposo, asume también la función de narrador, apoyándose en la musicalidad del idioma italiano para dotar de claridad a su discurso. El elenco se completa con Daria Deflorian y Paolo Musio.

La obra constituye una crítica contundente a las relaciones de poder entre el padre y las hijas y entre los esposos y la esposas, evidenciando un machismo dominante en las relaciones surcoreanas. Al mismo tiempo, invita a reflexionar sobre la relación entre el arte y la vida, así como sobre la legitimidad de lo que cada individuo puede o debe hacer.

Aunque la adaptación teatral resulta digna, (sin conocer el texto original en coreano) , la representación se parece más una lectura dramatizada  lo que aporta poco a la obra original y le resta matices y situaciones relevantes. El resultado es, a la vez que impactante y desilusionante.

«Risa Caníbal” en el Teatro Valle-Inclán

El colectivo Las Huecas llega a Madrid

Procedentes de Barcelona, el colectivo Las Huecas, formado por cinco mujeres que destacan por su valentía y talento interpretativo, aterriza en Madrid para presentar su más reciente creación. Estas actrices, conocidas por asumir riesgos escénicos y por su capacidad para llevar a cabo performances arriesgadas, representan desde el 9 de octubre “Risa Caníbal” en el teatro Valle-Inclán.

La obra se representa principalmente en inglés, acompañada de subtítulos, y pone en escena a cuatro mujeres que encarnan a líderes de la extrema derecha, fácilmente identificables por sus acentos y expresiones características. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, la representación se apoya en situaciones desbordantes y el uso de narices de clown, elementos que, lejos de provocar la risa esperada, generan más aburrimiento que diversión. El humor, reivindicado como arma antifascista, es señalado como una herramienta que también está siendo utilizada por estas figuras políticas.

La sorpresa llega de la mano de una mujer Neandertal, cuya aparición se convierte en el momento más ingenioso y destacado de la función. Este personaje encarna lo que una de las líderes  describe como la auténtica esencia del alma europea —rubia, de ojos azules y ajena a cualquier mezcla de razas o culturas externas—, lo que introduce una fuerte carga simbólica y crítica.

A partir de esta aparición, la obra mezcla convenciones de la comedia y elementos de terror psicológico, añadiendo detalles escatológicos e intensas escenas de canibalismo. Sin embargo, pese a la audacia de estas escenas, la pieza no logra transmitir una sátira política.

La creatividad de Nuria Corominas, Julia Barbany y Andrea Pellejero queda fuera de toda duda, aunque el mal gusto también está presente en la propuesta.

Ver la función supone pasar un mal rato y obliga al espectador a esforzarse por encontrar un trasfondo crítico coherente, algo que parece asegurado en el Valle-Inclán hasta el 9 de noviembre.

Cristina del Moral Ituarte con opiniones de Manuel Orive Castro

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